Agroindustria: transformaciones recientes y su papel en el desarrollo argentino

Publicado por Ricardo Carciofi en

Junto con Roberto Bisang, Martín Piñeiro y Agustín Tejeda acabamos de publicar un libro en Editorial Teseo sobre la agroindustria en la Argentina. El estudio pone énfasis en las transformaciones productivas del sector, su inserción internacional y también analiza el largo debate acerca de cuál es el aporte del mismo al desarrollo económico del país. Se puede descargar el texto completo haciendo click aquí. Sigue a continuación el prefacio del libro.

PREFACIO

El trabajo que presentamos a continuación responde a una preocupación principal que compartimos los cuatro autores de este estudio: el prolongado estancamiento y declinación de la economía argentina con su correlato de exclusión social y ausencia de generación de empleo. No es la primera vez que nos aproximamos a este tema. En un libro que dos de nosotros, junto con varios otros coautores, publicamos en 2016 y que lleva como título Argentina: una estrategia de desarrollo para el siglo XXI, señalamos la necesidad de realizar reorientaciones profundas en la marcha de la economía.[1] En particular, en aquella oportunidad apuntamos que se debía llevar adelante, y con cierta urgencia, la transformación de la estructura productiva hacia una inserción regional y global más dinámica en los flujos de comercio e inversiones.

En esencia, la formulación básica del problema no ha cambiado. Más aún, a poco de analizar algunos datos y su contraste con indicadores de un lustro atrás, observamos que la situación se ha agravado. Esto tiene un elevado costo para el tejido productivo y para el entramado social, que hace más difícil el porvenir del país.

Por otro lado, un elemento central de la argumentación desarrollada en la publicación referida consistía en sostener que la cuestión no era tan sólo una fórmula técnica a la espera de una determinada gestión de gobierno para llevarla a cabo. La complejidad deriva de dos consideraciones básicas. En primer lugar, en la medida que se trata de transformaciones profundas, se convierte en una empresa de largo aliento. Una de las claves que la hacen posible es la continuidad en el tiempo. De hecho, una cuestión reiterada que se encuentra en la raíz de nuestros problemas presentes son las marchas y contramarchas ya no sólo de medidas de política económica singulares, sino de orientaciones y estrategias más abarcativas. Esto último se relaciona con la segunda consideración: además de los plazos se requieren consensos amplios capaces de sumar voluntades, tanto entre las fuerzas políticas como de la sociedad civil en general.

Mientras que el trabajo referido arriba tenía un enfoque de corte general sobre los dilemas del desarrollo argentino, el texto que presentamos aquí focaliza el análisis sobre la agroindustria —un tema que para la mayoría de nosotros es el centro de nuestra dedicación profesional—. Hay varias razones que nos decidieron a poner atención particular en este sector. De una parte, la obvia conexión con el desarrollo de Argentina, particularmente por su contribución a la generación de divisas, su estrecha interconexión con otras actividades productivas, los recientes avances tecnológicos, la creciente generación de empleo directo e indirecto, y la ocupación y dinámica sobre el territorio. Incluyendo asimismo sus repercusiones sobre la sostenibilidad ambiental. De otro lado, y como consideración de peso, el hecho de que creemos que existe cierto desconocimiento de las profundas transformaciones que ha operado la agroindustria en pocos años, su potencial productivo y el papel que juega con relación a los mercados globales. Más aún, creemos también que muchas de las políticas en aplicación parecen estar inspiradas en una imagen de la producción agroindustrial que quizás fuese acertada muchas décadas atrás, pero que ha perdido vigencia frente a la realidad actual. Lo cierto es que mientras tales políticas continúan en aplicación, se aleja la posibilidad de capitalizar activamente la potencialidad productiva de la agroindustria, del amplio entramado de otras actividades productivas vinculadas a ella y su eventual aporte al desarrollo del país.

Habernos concentrado en este enfoque sectorial no quiere decir que pensemos que la solución a los problemas económicos del país está circunscrita exclusivamente a las cuestiones desarrolladas en este trabajo. Argentina requiere una estrategia de desarrollo amplia y de largo plazo que considere de manera integrada los problemas y las necesidades de la sociedad en su conjunto. Lograrlo requiere no sólo el diseño de dicha estrategia, sino también, como ya ha sido señalado, de un amplio consenso político capaz de dar cabida a las diferentes aspiraciones de una sociedad plural y que permita impulsar la transformación de la economía de manera sostenida en el tiempo.

Estamos convencidos de que los argumentos conceptuales y técnicos que se desarrollan a lo largo de los cinco capítulos deben ser componentes, parciales pero imprescindibles, del programa de transformación económica que el país necesita.

Deseamos concluir este prefacio con un especial agradecimiento a los colegas con quienes hemos dialogado sobre muchos de los tópicos de este trabajo y a aquellos que también han hecho un aporte generoso con la lectura, observaciones y comentarios del manuscrito: Oscar Cetrángolo, Ramiro Costa, Gabriel Delgado, Raúl Dente, Gustavo Grobocopatel, Daniel Heymann, José Luis Machinea, Ricardo Negri, María Soledad Puechagut, Horacio Sánchez Caballero y Eduardo Trigo. Por cierto, este reconocimiento incluye el descargo usual: asumimos total responsabilidad por las opiniones que exponemos aquí y por los errores que aún puedan subsistir. Asimismo queremos agradecer a Karina Romero su colaboración en la organización, formateo y gestión del documento.

  1. Piñeiro, M. y Rozenwurcel, G. (coordinadores). Argentina: una estrategia de desarrollo para el siglo XXI, Editorial Teseo-CARI, 2016.

 

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