Economía Argentina: ¿dónde estamos? ¿hacia dónde vamos?

Publicado por Ricardo Carciofi en

El martes 27 de junio pasado fui invitado a dar una charla en el Instituto Argentino de Energía, Gral. Mosconi. El título de la misma es el que lleva esta entrada. El contenido de mi exposición giró alrededor de una interpretación de más largo plazo de la economía argentina. De esa lectura se deriva que la cuestión fiscal y el frente externo constituyen dos temas centrales, en el contexto de una economía inflacionaria y volátil. De aquí en más, la dificultad estriba en que la difícil tarea de la estabilización económica debe emprenderse al tiempo que se brinda un horizonte para resolver aquellos dos aspectos -fiscal y externo. Ambos operan como un obstáculo a la posibilidad de ofrecer un sendero de crecimiento con generación de empleo e inclusión social.

Sigue a continuación el texto completo de la reunión e inicia con la presentación que hizo el Dr. Pedro Albitos, autoridad del IAE.

«Buenos días, bienvenidos. Hoy reiniciamos, porque todo tarda, pero siempre llega, los ciclos presenciales de los desayunos del Instituto. Han pasado ya tres años. Primero, la cuarentena; luego, secuelas, etcétera, los inconvenientes que todo el mundo conoce, que han cambiado las modalidades de trabajo, sobre todo, y también las vidas de muchos de nosotros. De todas maneras, hoy, al recuperar la presencialidad, volvemos a algo necesario, que es la comunicación de persona a persona, que nunca debe ser dejada de lado.

Hemos considerado conveniente, para iniciar el curso, entrar en el tema económico, que es la preocupación hoy de todo el país. Para eso, hemos recurrido a un economista reconocido y respetado: Ricardo Carciofi, que está graduado de la Universidad de Buenos Aires, con un máster en Desarrollo Económico y con cursos de estudios de doctorado realizados en Inglaterra, en la Universidad de Sussex. Todos lo conocemos por su actuación como subsecretario de la Secretaría de Hacienda del Ministerio de Economía en el recordado gobierno de Raúl Alfonsín, y subsecretario de Programación de la Inversión Pública de Argentina. Bueno, no solo eso. Es además hoy, por ejemplo, consultor del CARI, Consejo Argentino de Relaciones Internacionales que, como ustedes saben, está reconocido como un think tank de economía internacional. Tiene una rica labor universitaria porque ha sido profesor en la Universidad de Buenos Aires, en la Facultad de Ciencias Económicas, sin perjuicio de lo cual también ha dictado cursos, seminarios, siempre de posgrado, en instituciones académicas. Tiene una multitud de publicaciones en libros, en revistas y en publicaciones especializadas.

¿Qué más podemos decir? Bueno, sé que he tratado de hacer un mínimo repaso de lo que en este momento recuerdo haber leído; un currículum realmente envidiable, de verdad. Ha sido investigador invitado en el Instituto Interdisciplinario de la Economía Política y, además, investigador principal del Cippec. Ha tenido numerosos cargos de responsabilidad profesional. En materia internacional, podemos decir que ha sido director del BID, también en la Cepal.

Creo que esto es suficiente como una muestra de presentación de los antecedentes para tratar de responder las dos preguntas que a todo el mundo inquietan sobre la economía: dónde estamos y hacia dónde vamos. La primera, tenemos vastas versiones, hipótesis y posiciones, y todo el mundo, más o menos, está interesado, por lo menos, en las opiniones de los llamados “especialistas”. De la segunda, nosotros no tenemos respuestas, pero, por ello, hemos recurrido hoy a Ricardo Carciofi, para que nos oriente hacia dónde vamos. Eso es lo que esperamos. Antes de eso, debería decir que, luego de la presentación, de la conferencia de Ricardo Carciofi, se abrirá una ronda de preguntas, y luego, como siempre, cerrará el acto nuestro presidente, Jorge Lapeña. Estimamos terminar antes de las 11. Difícil, pero todo puede ser posible. Lo más importante ahora es proceder a la palabra. Muchas gracias.»

«RC: Muchas gracias, doctor Albitos, por la presentación, por el afecto de las palabras. Es un placer estar aquí, haber recibido la invitación del Instituto. Yo no sabía que estábamos reiniciando con esto el ciclo presencial, o sea, pospandemia. Me alegro por esa noticia.

Conversando ahí con Jorge cuando me invitó, y tratando de determinar un título, una inquietud y un título para la presentación, me pareció que este que había propuesto era pertinente porque atendía un requisito principal que él me pidió: que sea limitado en el uso del tiempo, de manera tal de dar lugar después al intercambio. Entonces, tratar de responder ambas preguntas creo que remite a una respuesta relativamente sencilla. ¿Dónde estamos? Mal. ¿Hacia dónde vamos? No sabemos. Entonces se terminó la exposición acá y podemos conversar. Pero yo voy a intentar darle una vuelta a esto y en el dónde estamos, que decía muy bien Albitos, bueno, escuchamos a los especialistas.

Yo voy a tratar de darle una mirada con una perspectiva más amplia, para tratar de encuadrar el hoy en una mirada más amplia, y el “¿Hacia dónde vamos?”, no como una respuesta: “Vamos hacia allá porque, efectivamente, nos lleva en un año electoral”, etcétera, pero creo que hay, mirando a la economía, claras necesidades hacia donde hay que poner el rumbo. De partida, y para anticipar el argumento y no escaparle al problema, el principal desafío de acá para adelante es conciliar las dificultades propias de un programa de estabilización con un horizonte de crecimiento. Si esto último está ausente, el programa de estabilización va por mal camino. No obstante, insisto, son dos cuestiones que se deben mover en paralelo, aunque tienen relativa entidad. El diseño de un programa de estabilización, a lo cual yo no voy a ingresar en detalle, requiere este otro ingrediente de una mirada del horizonte productivo, que va con la pregunta de hacia dónde vamos. Entonces, voy a presentar primero algunos indicadores, voy a usar gráficos con números. No me voy a detener mucho en ellos, pero es para ir orientando la conversación, no es que requiera de la densidad de un gráfico.

La primera cuestión. Esta lámina reúne algunos indicadores de desempeño de la economía de la última década, básicamente. Si uno tuviera que caracterizar la economía, uno diría: “¿Qué caracteriza a la economía argentina?”. Primero, bajísimo crecimiento: en una década, el 0,2 % anual acumulativo. Eso, en términos per cápita, ni siquiera logra equiparar, que es un 1 %, el crecimiento per cápita, o sea, pobre, paupérrimo desempeño en materia económica. Por dificultades diversas, pero, entre otras, por el escaso crecimiento, es una economía que no genera empleo, sobre todo, empleo asalariado, registrado, del sector privado. No es así si uno mira el sector público. ¿Por qué no genera empleo? Porque crecemos poco y porque a la tasa de inversión de la economía es muy baja, el 17 %; es una tasa baja. Tenemos una historia de inflación anual acumulada de 2022, el 94,8 %. Ahora estamos en el 120 o el 130 %, etcétera.

Al tiempo, el otro costado del no crecimiento, de la ausencia de generación de empleo, es la tasa de pobreza, exclusión social. Esos son indicadores agregados. Este es el indicador a nivel país, pero luego, las manifestaciones de este fenómeno tienen expresiones geográficas muy distintas. Ahora bien: comparemos, para tener una idea, el desempeño de Argentina con qué ocurrió en el resto de América Latina. Si uno va, por ejemplo, a pobreza, las tasas de pobreza en América Latina no son comparables porque las metodologías no son iguales, entonces, no leamos este gráfico en términos de valores absolutos. Sí lo que interesa destacar aquí es que, cuando uno mide nuevamente 10 años de la evolución de tasa de pobreza, en todos los países de la región la tasa cae, excepto en Argentina. En este gráfico es en Perú, y Perú está influido por el tema de la pandemia del 2020. Todos los países tienen, relativamente, elevados índices de pobreza, pero en Argentina aumentó en ese período, en estos últimos 10 años.

Otra característica importante es el tema del crecimiento anual. Esto es muy interesante. Nuevamente, 10 años: todos los países de la región crecen a tasas bastante más altas que la Argentina. Hay dos países que crecen bajo en el barrio: uno es Brasil, el otro somos nosotros, pero Brasil, todavía un poquito más alto que nosotros. Acá hay un dato: por algunas razones que tienen que ver con el problema fiscal que tiene Brasil, también crece poco, pero nosotros, mucho menos. Somos el país que menos creció en ese período. Acá, yo puse un datito en el recuadro. Esto es interesantísimo: el producto bruto de Argentina del 2022 es exactamente igual, moneda más, moneda menos, que el de 2017. Es exactamente igual, o sea, son cinco años. Ahora, insisto: cuando ustedes lo miran en términos per cápita, es negativo; o sea, como 15 o 16 % negativo respecto de una década atrás, el decrecimiento del ingreso per cápita. Esto traduce la dificultad del problema que hay para adelante, o sea, lo pone en contexto.

El otro tema es la inflación. Yo puse la tasa de inflación de las economías desarrolladas arriba. Hay, de última, las economías emergentes, el promedio de las economías emergentes, y después hay varios países de la región. ¿Cómo se lee este gráfico? Este gráfico dice: “En la región, el problema de la inflación está resuelto, y está resuelto también en el mundo”. Nosotros somos una excepción bastante singular. Hay pocos países en el mundo que responden a este patrón. Eso significa, más allá del problema de cómo se estabilizan las cuentas fiscales, etcétera y demás, si uno mira la región, que toda América Latina era una región inflacionaria, si uno la mira en los 80, en los 90, esto significa que Uruguay, Chile, Brasil, Perú, etcétera, adoptaron, más allá de políticas, reformas institucionales que están por detrás del descenso de la tasa de inflación.

Hay una discusión enorme acá: que dolaricemos, que la independencia del Banco Central, que es la cuestión fiscal, etcétera. Es cierto, hay que hacer todo eso, pero, por detrás, hay un tema de instituciones que son propias de la estabilización. Si no, si no entendemos eso, es creer que se puede simplificar un expediente que es bastante más complejo que sentarse sobre la oferta monetaria o una cosa de ese tipo. Sigamos adelante.

Este gráfico para mí es muy interesante. Me quiero detener solamente un poquito acá. Yo diría… Una forma acá es la evolución del PBI en un número índice, del 45 al 2019, pero, si yo le tuviera que poner un título a este gráfico diría: “Los difíciles 40 años de la democracia”. ¿Qué se ve en este gráfico? Si ustedes miran esta primera parte, todo este trayecto, fíjense que tiene una línea de tendencia bastante definida. De acá en adelante, del 75 para acá, hay un estancamiento, y después hay unos saltos. Uno podría decir que, alrededor de los 70, se termina, se agota el modelo de sustitución de importaciones, y a partir de ahí, la economía comienza a buscar una nueva reorientación; primero, una rehabilitación drástica que llega al autoritarismo y al gobierno militar, que ensaya esto.

Después viene la crisis de la década. La otra característica de por qué se agota el modelo de sustitución de importaciones es por dos fenómenos. Uno: estas barras que están aquí indican los períodos recesivos. Se comienzan a suceder con mayor frecuencia, esto está clarísimo, y hay dos intentos de reorientación de ese modelo agotado por acá, superada de la crisis de la deuda. Uno es este, los 90, y otro es el período 2001-2010, 2011. Esos dos períodos de crecimiento importante, acelerado, coinciden, el primero, con la convertibilidad, por reformas, por el régimen de convertibilidad, pero las características de los dos períodos expansivos, los 90 y la primera década del 2000, tienen que ver con el contexto externo. Si perdemos la visión del contexto externo, nos perdimos, nos desorientamos.

El contexto externo en los 90 fue extraordinariamente favorable para las reformas del momento: el famoso Consenso de Washington, pero no solamente por la literatura, por la palabra del Consenso de Washington. Fíjense: 89, 90, caída del Muro de Berlín, una expansión de la economía internacional –sobre todo, el predominio unipolar de Estados Unidos– y la inversión hacia diversas regiones del mundo, hacia los emergentes; principalmente, hacia las economías del bloque soviético, del Este europeo, y va la inversión también hacia esta parte del mundo. Ese es el contexto del Washington Consensus. De hecho, hay un famoso libro de Francis Fukuyama que hablaba del fin de la historia: se acabó, ahora hay una situación unipolar, en Estados Unidos está el control, etcétera, y eso beneficia a la Argentina de esa forma. El segundo punto de corte es en los 2000, del 2000 al 2011, y eso tiene que ver con otro extraordinario cambio internacional, que es el ingreso de China, de manera plena, al circuito internacional. Ingresa a la OMC y, a partir de ahí, hay una expansión de los flujos de comercio. Para nosotros, este tema es fundamental de acá para adelante, digamos.

El ingreso de China y la apertura de los mercados, sobre todo, de toda el área de influencia de Asia y demás. Nosotros, junto con Brasil, somos países exportadores netos de agroindustria, exportadores netos de alimentos. Esos mercados estaban relativamente cerrados. En parte, los 90, si bien fueron extraordinariamente propicios por el lado de las inversiones, desde el punto de vista del comercio, no, porque seguían, para lo que es el tipo de interés ofensivo nuestro, relativamente cerrados. Acá se abren, y se abren de manera importante a partir de ahí.

Argentina tiene un proceso expansivo hasta el 2011, tironeado de la demanda china y la demanda asiática, hasta 2011-2012 –recuerden la crisis internacional–, y ese período, además, en el plano local, transcurre con fuerte demanda externa y baja inflación. ¿Por qué baja inflación? Porque estaba la memoria de la estabilización de los 90, que duró, aproximadamente, ocho, nueve, 10 años. A partir de 2007 o 2008, empieza a crecer la tasa de inflación. O sea, el efecto de descenso de la tasa de inflación de la convertibilidad se extiende, prácticamente, hasta la primera década de los 2000. A partir de ahí, empezamos con problemas y el estancamiento recurrente.

Llegados a este punto, ¿qué problemas enfrentamos? En mi exposición, yo voy a simplificar, voy a decir que hay dos principales problemas. Este es uno: el frente fiscal. En el frente fiscal, la expresión más concreta de que estamos ante un problema serio es esta. Desde acá, 2006, 2007, es el crecimiento enorme del gasto público con relación al producto. Esto pasa de alrededor del 25 % al 40 %; el 15 % de aumento, 15 puntos porcentuales de aumento del gasto público con relación al producto. Esto no hay forma de financiarlo. A partir de ahí, empezamos con inventos diversos para tratar de cubrir eso. Obviamente, más inflación, deuda interna, deuda externa y demás.

Uno se pregunta cómo se puede resolver esto. Hay que atacar algunas causas que hoy son muy obvias. En esta sala, hay una muy obvia, lo tienen muy claro, que es el subsidio que hay a todo el sistema tarifario, no solo el energético, sino también de transportes: alrededor de 2,5 puntos, 3 puntos del producto, y eso está acá. Consolida la Nación, las provincias y los municipios. Eso está anidado dentro del sector público nacional. Las provincias están relativamente equilibradas. Los municipios, más o menos, porque se cuelgan de cualquier tipo de impuesto, tasa, contribución y demás para equilibrarse, pero esto no funciona. Es lo más obvio que hay que corregir ahí. Parte del aumento enorme del gasto público nacional se explica por el sistema jubilatorio: moratorias sucesivas que desequilibran al sistema.

Bueno, yo no voy a entrar en detalle, pero la conclusión que tiene que quedar es: primero, no se puede financiar con impuestos; de hecho, estamos en niveles de presión tributaria y de alícuotas máximas, y por eso hay tanta evasión tributaria, y requiere, en realidad, más allá de algunas medidas obvias, una reforma del Estado. Esto no se corrige de un día para el otro. Por ejemplo, la reforma del sistema jubilatorio, que, en realidad, son distintas reformas: el sistema de invalidez, las jubilaciones de privilegio, las fórmulas de ajuste, son todas minirreformas dentro del gran capítulo jubilatorio. Requiere, insisto, todo un programa muy ambicioso de reformas. Nada resulta a corto plazo. Algunas cosas se pueden corregir, otras no. Obviamente, uno podría decir: “Bueno, la respuesta algebraica: bajar la tasa, el gasto público en relación con el producto”. La solución obvia, algebraica, es subir el denominador, pero subamos el producto, y el gasto público… El problema es cómo hacer, cómo volver a crecer; por eso, es importante lo que yo decía antes.

Sigamos. El frente fiscal. Ahí no se agota el problema, y con esto voy hacia la otra dimensión de más largo plazo que les decía al principio: tenemos el problema externo. Tenemos dos problemas: el fiscal y el externo. El externo, ¿qué quiere decir? Que parte de los problemas que tenemos es que, en Argentina, la generación genuina de divisas es muy escasa. Esto que tienen ahí es la evolución de 2012 a 2022, es decir, 10 años del índice de la cantidad exportada. Esto no está afectado por los dólares, por los precios, digamos. Esto es el quantum de exportación. Son los fierros, digamos, que el fierro acá es principalmente agroindustria, obviamente, todo el sector automotor. Está lo de energía, etcétera, y eso está estancado.

O sea, pese a que ahora… Uno puede decir, por ejemplo, que en el 22 nos fue muy bien, hubo superávit de comercio, pero eso por el tema de los precios; el quantum de exportaciones está estancado. ¿Qué pasa si vemos los grandes rubros? Los grandes rubros que componen la canasta exportadora. Esto de abajo es, precisamente, combustible y energía. El índice 2004 era 100. Estamos exportando el 40 % de eso; pese a todo lo que se ha venido haciendo, el 40 %. La curva de arriba da ya como un saltito en los últimos años: esos son, básicamente, productos primarios, cereales, y principalmente el maíz. Después, todo lo que llaman MOA, manufactura de origen agropecuario, donde está todo el complejo oleaginoso, y también el automotor, que está dentro de las MOI. Todo eso viene relativamente estancado. Esto es muy importante. Hay que lograr un dinamismo exportador para generar este tipo de respuestas.

Sigamos adelante. Me olvidé del tema fiscal y dije: “Esto se resuelve con una reforma del Estado”. Ahora, veamos el tema externo. Dice allí: “Se requiere avanzar hacia un mayor dinamismo exportador”; el tema es aumentar la inversión en esos sectores con capacidad de generación de divisas, y eso supone empleo, modernización tecnológica y productividad. Ahora bien, hay que aumentar también la diversidad y variedad de la canasta exportadora. Un problema que tenemos nosotros, y yo quiero salir del falso dilema de los productos primarios… Es una expresión, pero no son primarios desde el punto de vista tecnológico. Hoy, exportar cualquier tipo… La soja, inclusive, no es un yuyo, como decía la expresidenta, sino que tiene todo un sistema de desarrollo, de siembra directa, maquinaria agrícola, etcétera. Hay toda una tecnología de producción, por lo que es falso creer que eso es primario desde el punto de vista tecnológico, pero tiene un problema: esos productos, al igual que los energéticos, se cotizan en mercados de commodities, y esos commodities fluctúan muy marcadamente, entonces te exponen a un riesgo de precios muy grande; en el caso de la agroindustria, como hemos vivido este año, además del riesgo del precio, el riesgo climático.

Si vamos a que la cuestión climática empeora, hay que estar preparado para eventos climáticos más extremos que pueden… Se habla de que, por ejemplo, quizás no el año que viene, pero el otro año, venga un Niño, después de esto de la Niña, extraordinario, que eso causa inundaciones en todo lo que es la zona del NOA, del NEA, Santa Fe y demás, que puede afectar la producción. Entonces, este tema de aumentar la canasta exportadora es importante para disminuir el riesgo en la generación de divisas, pero, para eso, hay que ampliar el acceso a mercados, porque el mundo afuera no está fácil. ¿Cómo se abre el mercado? Negociando. Ahora bien, ahí empiezan las dificultades. Nosotros no tenemos autonomía sobre la negociación comercial. Lo hacemos dentro del marco del Mercosur. El Mercosur es una unión aduanera, negocia en bloque. Entonces, es fundamental dinamizar esa agenda de negociaciones del Mercosur, juntarnos con un socio fundamental, que es Brasil, que es el socio mayoritario del Mercosur, para dinamizar eso.

 

El acuerdo con Europa cumple ese papel. Es clave tener ese acuerdo para poder dar certidumbre, para poder ampliar la canasta exportadora, para poder incorporar tecnología, etcétera. Obviamente, hay que establecer una relación con Brasil más madura, no me voy a detener en esto, que la que hemos venido teniendo en estos años. Ahora bien. Estamos diciendo: tratar de ganar terreno, dinamismo exportador y una mayor integración en la economía del mundo en un mundo que no está fácil, y ese mundo se dificultó. Yo les describía el panorama benigno de la primera década de los 2000. Eso se empezó a complicar, básicamente, a partir del 2017, 2018, afuera. Primero, en 2016, el Brexit: Inglaterra sale de la Unión Europea, eso es una mayor cuestión, y después, 2017, Trump y la disputa con China, que va creciendo; Trump la lleva primero al nivel de la pelea por los aranceles, la cosa va subiendo de tono, hay una disputa mucho más estratégica acerca de cómo se reorganiza la economía mundial.

Naturalmente, después viene la pandemia. La pandemia alertó que hay cadenas de producción global que son estratégicas y que, si uno queda sensible a ese tipo de nervios, puede ser fatal desde el punto de vista del funcionamiento económico. Hay todo un replanteo acerca del funcionamiento de las cadenas de valor y de ganar control estratégico, lo que se llama la resiliencia y la seguridad de suministro, que son cadenas vinculadas no solo a la cuestión del sistema sanitario, sino también del tema de inteligencia artificial, que tiene que ver con el de seguridad e inteligencia militar, y ahora, es un tema para esta casa, toda la cuestión de la transición energética. La transición energética ha pasado a ser una cuestión clave en la generación de empleo y en el dominio de las tecnologías que tienen que ver con eso.

Lo del litio es una expresión de ese tema y, si ustedes buscan una formulación compacta del planteo de esto, yo les diría que lean el discurso de Jake Sullivan, que es el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, y tiene un discurso extraordinario a fines de abril donde formula esto: ¿por qué el mundo es distinto? Él dice: “Se acabó el Washington Consensus. Acá, vamos a organizar esto de una manera distinta”. Por detrás de esto, él dice una cosa que me pareció muy importante: “Todo este tema de la globalización, creíamos nosotros que exportábamos bienes y servicios; en realidad, lo que ocurrió en Estados Unidos es que terminó exportando empleo. Nos hemos quedado sin empleo acá y se han venido abajo las comunidades, y todo lo demás”. Este replanteo es un replanteo acerca de toda la economía mundial y nos vamos a tener que mover con eso. Por ahora, en el espacio donde entramos nosotros, no hay un mayor problema.

Sigamos adelante. El punto que quiero señalar acá es que, si decimos “dinamismo exportador, mayor generación de divisas”, ya nos tenemos que entender con el mundo tal cual es y tal como está cambiando. No podemos generar un mundo a nuestra fantasía. ¿Qué políticas centrales tienen que ver con esto para ir hacia ese destino? Yo creo que hay básicamente tres, que están acá. Hay una cuestión macro; otra es la estrategia y la política comercial, y lo que yo denomino políticas sectoriales. Déjenme desarrollar un poco cada una.

Dentro de la macro, ¿qué es lo que se escucha hoy en día? ¿Cuál es el argumento que uno ve por ahí? Si se organiza un poco, si se ordena un poco la macroeconomía, uno puede esperar una reacción automática de ciertos sectores que producen bienes transables. Doy el caso de la agroindustria. Hoy en día, en la agroindustria, ustedes agarran los diarios y las quejas más habituales son por las retenciones a la exportación, pero el problema central… Sí, el problema de las retenciones, pero el problema mayor es la brecha cambiaria, o sea, el hecho de que tenga múltiples tipos de cambio y demás. Entonces, si uno regulariza la macroeconomía, la reordena, es previsible que tenga una mayor respuesta por el lado exportador de la agroindustria. Recuerden, en el 2015, el anuncio de Macri: unificación cambiaria y retenciones el primer día, bajar las retenciones.

Las retenciones no se pueden bajar, es imposible por el problema fiscal, pero la unificación cambiaria, hay que ver también cómo se haría, pero, insisto, hay una respuesta; si se avanza en esa dirección, podría responder. El sector energético: cuando ustedes miran cualquier proyecto que anda alrededor de los últimos que hemos visto, el de gas, promoción del gas natural licuado y del hidrógeno verde, entre toda la promoción que piden, es: “Háganme un mercado cambiario especial para mí, que yo tenga apoyo, pueda acceder a las divisas”, es decir, escapar de lo que significa el cepo y demás. Yo puse ahí tipo de cambio real, régimen cambiario, los impuestos, que tienen un sesgo hasta importador, y después, uno podría hablar de legislación, que es más horizontal, del mercado de capitales, de la reforma del trabajo; si uno quiere, la podría poner allí, pero ahí no se acaba y con eso solo no se resuelve la cuestión. Sí, vamos a tener una mejor respuesta el año próximo: la cosecha va a ser normal, probablemente se adopten medidas que regularicen parte de esto.

Por ejemplo, en energía y agroindustria, puede haber una respuesta favorable con minería metalífera, lo mismo con lo del litio, pero hay que tratar de salir de ese estancamiento del que yo le decía antes. Acá viene todo el tema de la estrategia y la política comercial, que no quiero ahondar; podría detenerme en eso, pero, esencialmente, significa, fronteras afuera con la negociación comercial, pero también ordenar fronteras adentro, todo un sistema que tiene que ver con la estrategia comercial, que va desde la agencia de exportaciones hasta todo el conjunto de medidas de administración de comercio, que se manejan ahí en la Avenida Roca 651, etcétera. Después tenemos las políticas sectoriales, que hay que orientar.

Nosotros tenemos, por herencia y por acumulación de capas geológicas, una diversa y variada gama de políticas sectoriales, pero estas están inspiradas, fueron creciendo, bajo el modelo de economía interna. Hay que buscar una reorientación de eso para que fluya y permita el acceso, la competitividad internacional, girar hacia afuera y buscar este dinamismo exportador. Pongo algunos ejemplos. Régimen de Tierra de Fuego, porque es el más obvio: cuesta 0,30, 040 del producto, casi medio punto del producto; no son monedas. Eso está hecho para producir para el mercado interno. Eso cumplió, en todo caso, su función. Es hora de revisarlo. Tenemos un régimen de promoción automotriz. Tenemos el régimen de biotecnología, el régimen de economía de conocimiento, ahora queríamos promocionar la producción del gas licuado. Bueno, no se puede promocionar todo porque todo esto tiene costo fiscal.

Yo quisiera responder a una falacia que habitualmente se hace cuando dicen: “No, pero vamos a dar exenciones impositivas, que el proyecto no pague, pero eso no cuesta porque no hay que erogar”. Sí que cuesta, porque, si no se hiciera ese proyecto, se harían otras actividades que sí tributarían. Contraargumento: “No, esos proyectos no se van a hacer porque la presión tributaria es muy alta”. Bueno, entonces tu problema no es el proyecto, el problema es que no funciona el sistema impositivo. Corrijamos eso porque, si no, seguimos añadiendo actividades promocionadas que no pagan. Informado por el propio presupuesto, el conjunto de políticas de promoción, tanto por exenciones impositivas como promocionales, da el 2,7 % del producto, vale casi lo de las tarifas.

No hay una bala de plata, pero después, uno va sumando distintas balas que cuestan un montón. Acá hay un tema. Vamos a escuchar el argumento: “Bueno –por lo que yo les decía antes–, se acabó el Washington Consensus, es la hora de la política industrial, de la política promocional”. Sí, es cierto. Otros países lo están haciendo, deberíamos también poder hacerlo nosotros, pero, cuidado con qué uno promociona. Insisto, los recursos no alcanzan para todo, y a lo que hay que apuntar los cañones selectivamente es a aquellas cosas que uno prevea que tienen capacidad de derrame, de desarrollo tecnológico, etcétera, que benefician, y, por lo tanto, conviene promocionar. En economía hablamos de la externalidad positiva, donde el beneficio social es mayor que el beneficio individual; entonces, promocionemos. Ahora, para regalarle plata a un señor, no, porque para eso no se inventó esto, porque no hay.

Entonces, tres conjuntos de políticas que deben este moverse armónicamente. Fíjense: 2015-2016, Macri resuelve el tema del régimen… el cepo había que sacarlo el primer día, va por ahí, y después habla… En aquel momento, el Gobierno hablaba de la inserción internacional inteligente, que es algo parecido a esto, pero ¿qué ocurre? La macro no le jugó a favor, porque lo que hizo fue, finalmente, apreciar el tipo de cambio, encarecer la producción nacional, y las cosas no funcionaron. Recuerden que él hablaba de la lluvia de inversiones, de que iban a venir por sí. Bueno, no va a venir por sí la lluvia de inversiones, y mucho más en este contexto, donde los inversores van a tomarse un tiempo antes de decidir qué hacer, excepto en aquellas áreas, la de esta casa es un ejemplo, donde las ganancias son relativamente importantes de hacer, y relativamente a corto plazo, con lo cual conviene ir para adelante.

Bueno, sigo y termino. Como conclusión, quisiera destacar algunas, o vuelvo por el principio. El desafío principal es la estabilización económica y una estrategia productiva orientada a la mayor orientación regional y global. Las dos cosas son las que hay que hacer en ese “hacia dónde vamos”. Recuperar el crecimiento equivale a recuperar o recobrar el dinamismo exportador; si no, eso va a ser un salto, como decía el profesor nuestro, Adolfo Canitrot, el vuelo de la gallina: salta un poco, pero se cae rápido. Pero, para eso, hay que reorientar la inversión. Los riesgos de la estabilización económica son múltiples y los vamos a ver a la hora de que empiece a ventilarse cómo se hacen los programas de estabilización, etcétera, y hay que tratar, obviamente, en el corto plazo, por lo de “de dónde venimos”…

Cuidado, que una estabilización económica puede disparar un impacto adicional sobre la actividad y el empleo que es muy difícil después de compensar. Ahora bien, el punto que quiero señalar acá, que es el penúltimo, es que, en esa orientación hacia un mayor dinamismo exportador, que requiere toda esta gama de políticas que yo les decía, más o menos armónicas, el secreto es perseverar en el tiempo. Nada de esto da resultado de la noche a la mañana. Imagínense la negociación internacional de… Por ejemplo, el acuerdo con la Unión Europea está negociado, pero no está terminado porque se ha abierto ahora el tema climático ahí, entonces, hay que tratar de cerrar eso. No se abren ni se cierran de la noche a la mañana, ¿eh? Insisto, todo el tema internacional lleva su tiempo y uno no puede estar girando de rumbo, primero hacia el este, después vamos hacia el oeste, etcétera; hay que ir con una idea clara y permanecer allí. Y cuidado con el riesgo del costo fiscal de las políticas productivas.

El último que quiero… que ya lo comentamos antes: promocionar, sí, pero poniendo… no hay una objeción de principio, excepto que se justifique razonablemente, pero no se puede hacer de todo. El punto final es: cuidado con el escenario internacional porque esto está difícil. Estamos en el medio de una disputa estratégica y nosotros tenemos… Aproximadamente, el 20 % de las exportaciones van a Brasil; está muy bien, pero el vecino crece poco. Básicamente, todo el complejo automotor está orientado ahí. Nos viene bien por las exportaciones industriales, pero el 20 %. Después, toda la región de China y la región de Asia, casi se lleva otro 20 %.

Entonces, nuestros mercados también están ahí, y ese núcleo está haciendo foco de la otra tensión que les decía. Tenemos el 7 u 8 % a Estados Unidos, y el resto, 15, más o menos, al conjunto de la Unión Europea, o sea que jugamos en las dos canchas. Cuidado con cómo nos movemos. En este contexto internacional, hay líneas rojas que, si se pasan, si se ultrapasan, tienen consecuencias. Líneas rojas, ¿a qué les llamo? Nuevamente, a aquellas cuestiones que son sensibles desde el punto de vista de la disputa estratégica Estados Unidos-China. Una línea roja actual, digamos, en discusión hoy, es el famoso puerto de la Patagonia. Otra línea roja es el tema de telecomunicaciones 5G. Otra línea roja es el tema de la hidrovía y todo el control de la hidrovía. Cuidado. Hay cosas que son muy sensibles

El litio está por ahí, porque hay un acuerdo. Se están moviendo todos, Europa, Estados Unidos, Japón, etcétera, hacia un acuerdo para la provisión segura de minerales estratégicos. Les vamos a poder vender en la medida en la que entremos en cierto tipo de acuerdo, así que, en eso, hay que moverse con cuidado. Desde el punto de vista de un próximo gobierno, yo diría que la gestión económica está íntimamente ligada a toda esta estrategia de inserción internacional. En términos prácticos, uno podría decir: si el ministro de Economía que viene no habla todos los días y se entiende todos los días con el Ministerio de Relaciones Exteriores, sobre todo con el área política, el área comercial, vamos mal. No son antenas independientes; hay que resolverlo con una visión muy consistente; eso hace a cómo trabajan los equipos.

Parte de estas cosas que yo les he contado están en este documento que publiqué unos meses atrás en Cippec, casualmente, y el documento se originó… La gente del Cippec quería propuestas para el próximo gobierno. “Mire, las propuestas se las van a hacer los equipos técnicos; acá, lo que nosotros podemos hacer es tratar de aportar una reflexión a cómo pensar esto”, y ese es el aporte, cómo pensamos esto. Después, si el primer día devalúan o si unifican, o hacen esto con las Leliq y todo eso, es un tema de la gestión, pero subrayo esta cuestión estratégica de tratar de reconectar la economía argentina con el escenario regional y global en un mundo que está difícil y que exige moverse en esa dirección.

 

Muchas gracias por su atención y disculpen si me he pasado.

 

Preguntas

 

P: Evidentemente, no estamos en una situación confortable. Eso es, evidentemente, lo que surge de esta exposición. Ahora, parecería que el destino de la Argentina sería una adecuada inserción en el mundo. Yo lo que te quiero preguntar es esto. Desde el 25 de mayo de 1810 hasta hoy, ¿vos ves algún período virtuoso, producto de la inteligencia humana y política de los argentinos, en el cual la Argentina haya tenido una adecuada inserción en el mundo? En todo caso, ¿cuáles fueron esos períodos virtuosos?

 

RC: yo creo que hubo decisiones estratégicas, de política, que se llevaron a cabo leyendo  razonablemente bien el escenario internacional. Entonces, por ejemplo, todas las fases de la conexión al modelo agroexportador 1880-1930 era una lectura razonable. Otra lectura razonable: en los 30 se produce toda la crisis y Argentina había empezado ya una sustitución de importaciones, pero ahí, todo lo que sigue a partir del 30, primero con el plan Pinedo y después lo continúa Perón… Plantear esto que yo estoy diciendo, de mayor inserción internacional, en aquel mundo era imposible, un mundo cerrado.

Entonces, por eso, toda esta crítica indiscriminada al modelo de sustitución de importaciones me parece inadecuada, porque aquello era una reacción muy atinada al mundo de la época. ¿Por qué se agota, por ejemplo, en los 70? Nuevamente, tiene que ver con el mundo externo, con la realidad mundial. Nosotros somos, como decía antes, y en ese momento, más todavía, agroexportadores, y todas las rondas de negociación comercial a nivel multilateral liberaron la industria, pero nunca la agricultura; fue uno de los sectores más protegidos.

En los 90, diría yo, también se hizo una lectura razonable. La habilidad de Menem, o de Di Tella, no sé quién pudo leer eso bien, de decir: “Acá viene un mundo distinto y hay que colgarse del Consenso de Washington” es brillante, con las consecuencias que eso tiene, y nos benefició: todo el aluvión de inversiones fue posible… Ahora bien: como dijo alguno respecto de lo que estaba ocurriendo en Europa del Este, es más fácil invertir que crear las bases de un sistema democrático, como estaba probado. Lograste cambiar, sacar a Rusia del bloque soviético, desarmar la economía soviética, pero la construcción de la democracia, como lo prueba hoy cotidianamente, es difícil llegar. Kirchner, los primeros años, sin decirlo, también aprovechó el contexto internacional. El problema es que sin decirlo y sin ser consciente de que esa ventana de oportunidades, los famosos superávits gemelos, excedente externo y excedente fiscal, se aprovecha de toda la crisis de la salida de la convertibilidad y con un excedente comercial… Entonces hay veces que es más consciente el cómo uno se ubica: “Sí, lo estoy haciendo porque sé que está ocurriendo esto”. Otras, porque simplemente me ajusto.

 

P: Perdón, al principio, un dato que se decía, que el 17 % de la tasa de inversiones no es suficiente. ¿Cuánto es algo que se asume suficiente?

RC: Nosotros, el 20, el 22 %. La inversión cae aproximadamente a esos niveles hace 10 años y no se recupera más. En parte, por esta incertidumbre. Hay que recuperar ese nivel de inversión.

 

P: ¿Cuánto sería necesario?

 

RC: Con esa inversión, aproximadamente, casi casi no invertís nada nuevo. Se mantiene. Hay un tema ahí porque el precio constante, el precio corriente, etcétera, pero, además, depende del tipo de inversiones. Ahora, por ejemplo, entre el 21 y el 22, hubo bastante compra de maquinaria y equipo aprovechando el problema cambiario. Trajeron y: “Después vamos a ver en qué lo usamos, pero, por el momento, compramos porque está barato el tipo de cambio”. Pasa eso, o lo que está ocurriendo y que uno ve en construcción, por ejemplo. En construcción porque está el régimen de blanqueo, ¿no?, pero la productividad de eso hay que aumentarla. Insisto, la inversión en estos sectores que tienen potencialidad de crecer hacia afuera y demás. Por eso digo todo lo que es agroindustria, energía también, que se invirtió, yo no digo que no, por ahí va, pero faltan por lo menos 4 puntos de inversión.

 

P: Una pregunta, Ricardo. Con un poco más de profundidad, ¿no? Esos 4 puntos que faltan de inversión, ¿no sería conveniente ubicarlos en sectores que tengan empleos más calificados que menos calificados?

 

RC: Decididamente sí, pero cuidado con el uso del término. Dijimos antes, la restricción fiscal: acá no hay margen para la inversión pública todavía. Entonces, el tema es que quien toma las decisiones de inversión estará en el sector privado, por eso es el argumento hacia los sectores con capacidad de generación de divisas, porque está probado que los empleos de mayor calidad… Hay estudios de nivel internacional. Los empleos de mayor calidad, con el mayor ritmo de incorporación tecnológica y demás, son aquellos que pueden competir afuera; por tanto, hay que dar señales para que la inversión privada vaya hacia esos sectores. Desde el punto de vista de la inversión pública, yo antes hablé mucho de las políticas de promoción. Yo creo que, en la medida en que uno gane cierto margen para la inversión pública, un destino claro es en todo el tema de infraestructura. En un país como este, todo el tema de infraestructura, de transporte y logística de carga, es fundamental. Necesitás puertos y todo eso porque, cuidado, tus productos de exportación son, además, de los primeros eslabones de la cadena de alimentos… No estamos exportando café en pastillas, exportamos soja a granel. Eso significa que el peso, el valor del flete, es muy importante con relación al valor de la carga. Si vos exportás un contenedor con microchips, el valor transportado es otra cosa.

 

P: Este asunto del empleo es un asunto interesante, porque los asalariados están divididos en dos partes: los formales y los informales. Los informales prácticamente están afuera. Son asalariados, pero… Ese tema hay que resolverlo. Pero, además, los asalariados, ahora, compiten con los planeros. Es otro tema.

 

RC: Bueno, hay dos cuestiones ahí. Uno, el tema de la informalidad laboral, que tiene que ver con todo el problema de la legislación laboral, etcétera, un argumento que uno puede hacer muy evidente, que está el mismo régimen laboral para una pyme que para la Toyota. Ahí hay un lío que hay que tratar de resolver. Otro, que viene con este último aspecto, que es fundamental, que has planteado, que es el tema de la pobreza adentro del sector asalariado formal, tiene que ver con lo que ha pasado recientemente, con el cepo. Hoy, la economía está más cerrada que nunca porque no se puede importar, porque no hay dólares. Lo que ha ocurrido es… Cuando uno mira la evolución de los precios de, por ejemplo, vestimenta, de ciertos artículos, es mucho mayor al crecimiento promedio de la tasa de inflación, y eso es por el cierre de la economía, que opera, no por aranceles, opera con las medidas estas con el SIRA, el SIRE, con la autorización para importar, con la AFIP, todo ese tipo de cuestiones. Además, la economía, recientemente, rebotó, digamos.

 

Después de la pandemia, hay un embrión de crecimiento, y lo que hicieron, con una economía relativamente cerrada, les dieron a los precios. De ahí que los salarios no han logrado equiparar… Entonces, una de las medidas muy importantes pensando en diciembre, en el año próximo, es cómo se desarma todo el sistema de protección, el sistema de cierre de la economía: cómo sacamos las licencias automáticas, las no automáticas, los permisos de exportaciones, etcétera, de manera tal de aumentar la oferta a medida que uno va soltando y arreglando la economía.

 

P: ¿Y los derechos de exportación?

 

RC: No. Los derechos de exportación… Mi opinión es que no se puede hacer mucho. Los derechos de exportación… este año, no, porque no hubo una cosecha normal, pero son aproximadamente 2 puntos del producto. Es un montón. El primer el déficit primario son 4, las tarifas representan aproximadamente 3, 2,5, hay 2 puntos porcentuales a cubrir.

 

P: ¿Cuánto significa como ingreso fiscal?

 

RC: Como ingreso fiscal, te da como el 15 % del nacional. Al sector agropecuario, agroindustrial, hay que decirle que uno tiene una buena noticia y una mala noticia para darles. La buena noticia es que pensamos que los derechos de exportación son horribles, la peor política que se puede hacer, que conspira contra esta… Esa es la buena noticia, que uno cree que eso es horrible. La mala noticia es que los necesitamos por un tiempo y no se pueden bajar. Fíjense lo que le pasó a Macri: los sacó el primer día y los tuvo que poner porque hay que adecuarlo…  Hoy en día está fuera de cuestión el hecho negativo de esos derechos, pero son tan importantes desde el punto de vista fiscal que están jugando desde ese lado.

 

P: A Sourrouille también le pasó, ¿no?

 

RC: Sí, pero eso ocurrió por una caída de precios internacionales. Sí, sí.

 

P: Sí, no se podían sacar.

 

RC: No, hubo que subirlos.

 

P: Me acuerdo de eso.

 

P: Ahora, eso de la modificación cambiaria…

RC: Claro. Sí, además hay derechos de exportación… Cuidado: tenemos 30 en la soja, pero hay 4 en el tabaco, 5 en… O sea, no todos pesan lo mismo. Ya se fueron sacando.

 

P: En la pesca los bajaron.

 

RC: Entonces, hay que dar señales, se pueden dar señales de que uno va a ir avanzando, pero hay que cuidar la cuenta fiscal. Yo creo, inclusive, que se podría ir tomándolos como pago a cuenta de ganancias, porque una posibilidad sería empezar a negociar para que… Hay economía negra en ese sector, sobre todo en la economía de la carne. Entonces, sí: “Mirá, si vos me traés más impuesto a las ganancias, vamos a ir bajando el derecho de exportación en función de eso”. Se pueden negociar eso. El otro día escuché a Lilita Carrió, que hablaba… No estoy de acuerdo. Ella hablaba… alguien se lo debe haber vendido porque la Sociedad Rural venía diciendo eso, de entregarles un bono.

 

Pero lo que ocurre es que dicen: “Vamos a seguir cobrándoles derechos de exportación, pero vamos a darles un bono para poder negociar”. El problema es que el bono es en pago de algo. Es un subsidio. Lo que recaudamos por un lado lo pagamos por el otro. Entonces, estamos de acuerdo, hay que ir con mucho cuidado con eso, pero, como bien decía, en la medida en que se corrija el régimen cambiario, etcétera, uno puede ir, pero hay que hay que ir resolviendo eso. Y, perdón: además, cuidado, no son solo los derechos de exportación con el sector industrial. El tema de las restricciones cuantitativas… Yo no lo había mencionado. Esto que pasó en el 21, no había guerra, lo que hicieron con la carne, de prohibir las exportaciones… les entregamos los mercados a los uruguayos y a los brasileños.

 

P: Se perdieron los mercados.

 

RC: Es casi más negativa una restricción cuantitativa transitoria que un derecho de exportación.

 

P: Primero, quiero agradecer la iniciativa de esta muy oportuna disertación suya, don Ricardo. A mí me gustaría una reflexión sobre el tema del cómo. Usted dijo “programa de estabilización”; me parece que ya eso implica una secuencia entre estabilización y después desarrollo. La pregunta mía es: lo que la opinión pública habla, y en las fundaciones de Juntos por el Cambio, los conceptos que se hablan, cuando se habla del cómo, son shock y gradualismo, fracaso de Macri por exceso de gradualismo, o por mala concepción del gradualismo. ¿Cómo ve usted el Big Bang del 10 de diciembre, cuando el nuevo gobierno tome el poder? ¿Por dónde se empezaría? Si usted tuviera un año, ahí parcelado en meses, hay un Big Bang del Congreso, legal, de anuncios, de legislación necesaria. ¿Cómo se va haciendo digerir todo eso por los piqueteros en las calles, aterrados? Es decir, ¿cuál sería la clave para que el cómo acompañara al qué?

 

RC: Yo me acuerdo de haber leído hace un tiempo hace un tiempo un artículo… ¿Recuerdan ustedes esta medida que provocó la caída de la primera ministra en Inglaterra, que había largado un programa fiscal de descenso de impuestos y terminó todo muy mal? La noticia, el artículo decía: “Los economistas saben más bien qué es lo que hay que hacer, pero el cómo es tarea de los políticos”. Es cierto, esa es la pregunta del millón de dólares. El cómo es, esencialmente, un tema político. Es cierto que una cuestión anterior, aun en el plano económico… No todos piensan exactamente lo mismo, digamos. Por ejemplo, en la profesión, este planteo que yo hice, de que hay un problema fiscal, pero hay que atender a otra cosa externa y todo, hay colegas que sostienen: “Vos arreglá lo fiscal y todo lo demás se arregla”. Eso es más o menos: “Vos arreglá lo fiscal, que después, todo esto va a venir, no te preocupes”, y no es así. Ahora, un punto que estaba en la inquietud es el tema de la secuencia. Yo creo –esta es mi opinión; ahora, lo que va a ocurrir…– es que la secuencia es simultánea, porque por eso era mi argumento de que estabilización y horizonte de crecimiento deben venir de forma simultánea: vamos a estabilizar, pero, además, vamos a ir fijando ciertas pautas de hacia dónde vamos.

 

Ahí hay mucha tarea que darle al Legislativo porque, por ejemplo, si uno remite un proyecto de ley donde todo el tema impositivo, por ejemplo, ordenando un poco esta cuestión… Bueno, no va a ser inmediato, pero dar la señal de que vamos por ahí. Lo mismo con esto. Fíjense: no es cierto que, en medio de temas de dificultad de administración de corto plazo, no se meten proyectos que implican cuestiones de tipo estructural. Los de acá somos testigos. Promocionamos el GNL, el hidrógeno verde. ¿Cosas que tenemos que hacer? Destrabar la ley de semillas. Cosas que es claro que hay que hacer para salir en esa dirección.

 

P: Derogación de trabas, de reglamentaciones inconvenientes.

 

RC: Sí. En el tema impositivo, que hemos venido discutiendo bastante, en mi opinión, hay dos fases. Hay una que es de adecuación y otra que es de reforma. En la de adecuaciones, hay que arreglar algunas cosas como muy inmediatas, ¿no? Pero la reforma más ambiciosa tiene que venir cuando la economía esté más ordenada. ¿Qué sentido tiene reformar…?

 

P: La laboral, por ejemplo.

 

RC: O impuestos. La laboral, hay que ir por el lado de simplificar el régimen laboral para pymes y demás, para dar señales de ese tipo, dar flexibilidad por ese lado. Pero, por ejemplo, en la parte impositiva, ¿qué sentido tiene trata de reformar el impuesto a las ganancias con el 120 %, el 140 % de inflación? Es inútil. Pero hay que salir de algunas cuestiones que se pueden corregir. Otra cosa a la que hay que meterle mano es a la relación con las provincias, ¿no? Por ejemplo. En el 2017 hubo una reforma bastante interesante en relación con las provincias, que consistía en que bajaran Ingresos Brutos y subieran el inmobiliario. Ingresos Brutos pega muy fuerte sobre toda la cadena y resta competitividad exportadora. Hay que bajar Ingresos Brutos, pero se tienen que seguir financiando y hay que subir el impuesto inmobiliario. Pasa que no quieren subir el inmobiliario porque tienen que poner la cara. Pero ¿cómo puede ser que no tengamos criterios relativamente coordinados de valuación?

 

No hablo del impuesto a la propiedad rural, que es otra cosa, que uno debería negociar con el sector agropecuario. Cada provincia hace cosas totalmente distintas y eso tiene valores ridículos. Entonces, se podría bajar Ingresos Brutos, eso mejora toda la competitividad del sistema, sobre todo en lo que es la producción industrial, y subir el inmobiliario. Cuando digo inmobiliario, básicamente digo inmobiliario rural. Hablan de un organismo federal de coordinación. Son esas cosas… El otro tema, el primer día, primer día, y que yo creo es una cuestión estructural, es el tema tan importante, nos metemos con la cuestión impositiva, como el tema de la reforma, es la administración tributaria. No podemos tener un tema abierto como es un blanqueo para la construcción. Este gobierno remitió tres proyectos de blanqueo. No se puede. ¿Cómo vamos a cobrar impuestos si, al mismo tiempo, estamos diciendo que vamos a no cobrar impuestos y vamos a premiar al que no cumple? La discusión esa es absolutamente engañosa. Está centrada sobre el tema de la equidad tributaria. La equidad tributaria vertical, sí, pero después, en las finanzas públicas, enseñan equidad horizontal: si usted y yo tenemos la misma capacidad tributaria, tendríamos que tributar lo mismo, pero no que yo negreo y usted está todo en blanco y paga.

 

P: Bienes Personales podría ser.

 

RC: Bueno, Bienes Personales es una discusión acá. Yo creo que se puede corregir el primer día sin tocar todo el impuesto. Tenemos la diferenciación de alícuota de bienes para el exterior y vienen con la peregrina idea de que, porque suben la alícuotas, van a traer. No va a traer nadie. Eso responde a otro tipo de incentivos; otra vez; hay que nivelar alícuotas.

 

Jorge Lapeña: Bueno, a ver si hay alguna pregunta más.

 

RC: Perdón si yo me extendí, Jorge.

 

JL: No, está perfecto.

 

P: Si vos mirás el gráfico de la evolución del PBI, a partir de 2011 empezás con el serrucho, pero, a partir de 2018, más allá del salto del año pasado, si uno mira la serie, estaríamos en el lapso de la recesión más prolongada de los últimos 50 años, y eso tuvo una consecuencia que es la caída de los salarios reales; en términos reales, en promedio, el 25 % menos que en 2017. Con ese escenario, entraríamos a un plan de estabilización por primera vez en la historia con salarios reales tan deprimidos. La pregunta es: la necesidad de corregir el frente fiscal, si te pasás de rosca en el ajuste fiscal, ¿no te podría sumergir más en el proceso recesivo en el cual vos estás inmerso?

 

RC: Claro, es exactamente así. Por eso, cuando yo hablo de estabilización, no quiere decir pasar de 140 a cero. Hay que tratar de bajar la tasa de inflación y llevarla… Ahora, la velocidad de ese proceso… Depende. Uno podría decir: “Mirá, vamos a convivir con cierto desequilibrio fiscal”, eso me da una determinada tasa de inflación, y ahí voy viendo. Es la primera vez que hay que hacer un ajuste de esta magnitud con caída de los salarios. Siempre el síndrome era… Yo tenía un gráfico, pero decidí sacarlo, en el que se ve muy claro: uno entra en la escasez de dólares por exceso de la demanda agregada, diríamos por exceso de los salarios, tenés el salario muy alto, así que se corrige, pero esto, no. Otra cosa que uno debería esperar es que, si se regulariza, se va a terminar de definir el financiamiento externo, pero hay que tener mucho cuidado con eso por la situación social, también.

 

P: Las condiciones serían bastante favorables el año que viene por el comercio exterior.

 

RC: La cosecha, el gasoducto.

 

P: Menores importaciones de energía.

 

RC: Sí, sí, pero igual vas a un año parecido al 22 en materia de… Tampoco eso te da mucho para tirar manteca…

 

P: Sí, pero los precios de importaciones de energía…

 

RC: Sí, pero, igual, si ustedes miran… Cuidado que… Es cierto con los precios de importaciones de energía, pero los términos del intercambio del 2022 son buenos históricamente, pese a que tuviera que importar. Es falaz el argumento del gobierno, entre nos, de que la guerra, la guerra… La guerra los favoreció.

 

Jorge Lapeña: Bueno, fue una conversación interesante. Alejandro Sánchez me dice que sos muy didáctico. Nosotros fuimos subsecretarios más o menos en la misma época, en el año 89, 88, 87, qué sé yo, y llevábamos a los chicos al colegio. Un chico era Ignacio, es el hijo de Ricardo, y otro era Lucio, y ahí teníamos charlas. Yo aprendí bastante de economía, cómo es esto de la inflación, la emisión para comprar los dólares, todas esas cosas.

 

RC: No cambió mucho, Jorge.

 

Jorge Lapeña: Por lo que veo, no cambió mucho, y han pasado muchos años. Los chicos están más grandes. Están en los 40. Bueno, yo creo que fue una reunión sumamente interesante, donde las preguntas se contestan. ¿Cómo estamos? Mal. ¿Cómo estaremos en el futuro? No sabemos. Depende de nosotros y depende de otras cosas, de nosotros y de los otros, y de la suerte también, es decir, lo que los romanos harían antes de la guerra, que es tirar el ave y ver si vuela a diestra o a siniestra, que quiere decir “izquierda” en latín, y, si el ave volaba a la izquierda, era una cosa siniestra, perdían la batalla. Bueno, estamos ahí. El futuro depende del agur y el agur, qué sé yo, no sé, así que, bueno, vamos a ver qué nos depara la Argentina en los próximos años.

 

Yo les voy a decir lo que entendí acá. Nosotros tenemos muchos pobres. Es una carga impresionante. Un día Sourrouille me dice: “Mirá, es como si nosotros tenemos un camión Scania y lo queremos mover, lleno de pobreza, y lo queremos mover con un motor de un Fiat 600 normal. No arranca. Para moverlo, necesitás un motor más grande, una economía más grande”. Nosotros estamos complicados. Acá se dijo un dato que pasó, no sé si desapercibido, que el PBI per cápita aumenta el 0,2 % por año. Bueno, uno dice aumentar, no sé si aumentar, pero, si sigue a ese ritmo, tarda 350 años en duplicarse. ¿Escucharon? Trescientos cincuenta años en duplicarse. No lo vamos a ver nosotros ni las generaciones que nos sigan. Es decir, nosotros tenemos que resolver este problema.

 

Ahora, tenemos otra traba: el motor del Fiat 600, la inversión del 17 %. Solamente reponen lo que se rompe; se caen azulejos, se ponen azulejos; se caen los cosos estos, como decimos nosotros acá, pero es lo mismo. Entonces, si no hay una inversión superior o muy superior al 17, nosotros estamos justificando ese 0,2 %, y si ese 0,2 % se mantiene, nosotros no podemos salir de esta situación. Ahora, lo otro interesante de lo que vos dijiste es que hubo en la historia argentina algunos períodos en los cuales hubo inserciones inteligentes. Quiere decir que los argentinos a veces la pegamos. Contrariamente, no coincide este concepto con lo que piensa la mayoría, por ejemplo, pero vos dijiste algo: la inserción 1880-1930 fue algo virtuoso en el mundo. Es una inserción, digamos, en concomitancia con Inglaterra. En fin, no me voy a detener en esto, pero quiere decir que alguien vio. Ese alguien fue una clase dirigente, que no era la clase fundadora, ¿no es cierto?, pero era una clase dirigente que vio que, por ese lado, produciendo alimentos y vendiéndoselos bien al mundo, la Argentina levantaba, y para eso, hizo una serie de acciones que no son obras de la casualidad, no es una lluvia, porque traer a los inmigrantes no es la lluvia.

 

La lluvia viene sola; a los inmigrantes hubo que traerlos, las vías férreas hubo que construirlas, los mataderos hubo que construirlos, los frigoríficos hubo que construirlos, los puertos hubo que construirlos. Después, lo otro que vos mencionás es el proceso de agotamiento de ese sistema, en el cual, lo que viene después del 30, en donde hay también una inserción, que es la sustitución, es duradera. Ya no tomaría tanto la del 90, que habrá sido inteligente, pero fue producto de una explosión y, bueno, me coloco ahí; o sea, ya se nos vino abajo el edificio, me pongo acá abajo y la paso bien. Diez años duró y se terminó, pero las otras dos son los antecedentes interesantes para decir: “Si tengo una clase dirigente inteligente, que no roba y que no piensa solo en sí misma, y si se ponen de acuerdo, pueden sacar algo interesante para la Argentina” y me parece que ahí, un poco, está el problema, es decir, cómo insertarse en el mundo, qué venderle al mundo, cómo venderle al mundo, que al mundo le interese, y salir del facilismo de decir: “Bueno, yo tengo un amigo que me hace una promoción a medida, como quien va al sastre”.

 

Nosotros necesitamos una cosa de confección para todos. Eso es el gran dilema de la política, cómo levantar el nivel de inversión para que haya más empleo, porque la inversión es empleo, y el empleo me saca de la pobreza. Entonces, si yo quiero bajar del 40 al 5, valor que teníamos cuando éramos chicos, jóvenes, va a haber que invertir mucho, y esto implica una inserción externa inteligente que hoy la Argentina no tiene. Yo creo que está mucho sobre la idea del facilismo, de ver qué puedo vender de lo que tengo. Bueno, litio. ¿Cómo? ¿Como baterías? Bueno, lo voy a vender como sal y después veré, porque el planteo es ese: ahora lo vendo como sal, barro, mandado por un caño, que se va en un barco, y después un señor allá lo hace batería y lo mete en un auto. Ahora, el auto, ¿quién se lo compra? Un problema acá, y termino con esto, es que hay una clase cierta clase dirigente que ocupa el lugar del Estado o sea, no es el Estado el que piensa, no es el general Roca el que piensa, o el general Mitre, que son el Estado y además piensan.

 

Acá, yo digo: “A ver, ¿dónde me beneficio?”. Me beneficio con esto y se lo digo a, qué sé yo, mi amigo Massa, que, a lo mejor, ahora me lleva. Yo creo que ahí hay un problema, hay una clase dirigencial que solo piensa en ella y le vende a la política, que está con pocas luces, con poca gente, con poca organización y con poco Estado, ideas de dudosa viabilidad. Claro que, si nosotros pudiéramos poner en marcha Vaca Muerta y la guerra continuara y nosotros le podemos reemplazar a Rusia, sería un negocio extraordinario. Ahora, el tema es que la guerra, a lo mejor, termina mañana.

 

En fin. Yo creo que hay que salir de las ideas de ocasión, o sea, “¡Se me ocurrió esta idea!”, para tener una idea de Nación de largo plazo, que sea una estrategia plasmable en un plan de desarrollo, que la Argentina no tiene. Les voy a decir algo: todo el mundo habla de la transición energética. La transición energética implica que nosotros, que tenemos más o menos 15 millones de autos, en algún tiempo tengamos 15 millones de autos eléctricos. ¿Cuánto es este tiempo? Puede llegar a ser infinito, porque nosotros estamos cambiando 400.000 autos por año; entonces, si yo digo: “¿Cuánto tardaría?”, hay mucha gente que no cree en la transición energética; que dice creer, pero, cuando lo entrevistan, dice: “La mía no se toca”. Yo fabrico carburadores y los carburadores van a seguir, ¿eh? Ahí salió un libro muy interesante que escribió Gadano, que me tocó presentar, Gerardo Rabinovich también fue autor, y Luciano Caratori, que es de acá también, y el libro consiste en analizar la transición energética a través de la opinión de los actores.

 

Tiene, no sé, como 40 reportajes a los principales actores del sector energético y la idea es: “Bueno, la transición, sí, pero ahora, no tanto, vamos a esperar un poco”. Entonces, si uno dice: “Esta es la opinión de los que no quieren perder un peso ni un subsidio” y el Estado es La Cámpora, estamos complicados porque no es un Estado pensante, estratégico, etcétera, sino que es un Estado muy dependiente de Cristina y de gente como Cristina, que no sabemos… Bueno, yo creo que está extraordinaria esta conferencia, nos lleva a pensar un poquito cómo encontrarle la vuelta para venderle cosas interesantes al mundo, de alto valor agregado y que incorpore todas las ventajas comparativas que nosotros tenemos, que son muchas.

 

P: Jorge estaba haciendo una pequeña reflexión y la remató con el tema este de Cristina, que, justamente, estaba escuchando ayer. Veo un problema serio en Argentina. Los equipos técnicos van a saber qué hacer, pero… El ejemplo de Jujuy, por ejemplo: de algo muy bien planteado, se arma un quilombo infernal. Entonces, nosotros tenemos que tener la claridad política en el sentido, justamente, de que no haya un incendio rápidamente, y ya estaba escuchando ayer a la vice haciendo planes, que ya puso el mote ayer de “los de represión o ajustadores”. Eso ya es un tema complicado. Los equipos técnicos, más que decir cómo deberían hacer, que tenga una parte política de tranquilización de los sectores estos enardecidos, o sea, dejar un poco de lado porque, ¿sabés?

 

Creo que, en definitiva, algún libro debe decir algo, seguramente, como en el sector energético. El tema es cómo hacer esa pacificación inicial, que tiene que ser política y tiene que ser acordada, digamos. Me parece que ese es el tema. ¿Se acuerdan de cuando hablamos del tema del secretario de Energía que aplicaba esos…? Todo el mundo estaba conforme, que lo tenía que hacer. Estamos hablando de Aranguren, ¿no? Cuando lo hizo, fue un quilombo infernal porque nadie pensó que había sociedades de fomento, que había gente que ganaba, en las provincias, muy poco dinero. Hoy lo sabemos, entonces hay que tener… O sea, entiendo que hay que hacerlo, que tenemos ese retraso, ¿eh? Alguno tendría que facturárselo a la gente que habla de ajuste y demá,s todo este despelote. Perdonen que hable así, pero todo este despelote que se armó hay que facturárselo justamente a la gente que estaba hablando ayer, hablando así libremente. Me parece que la inteligencia nuestra debe estar ahí, por lo menos, para la base.

 

JL: Eso es así, hay que resolver ese problema. Ahora, ¿cómo?

 

P: ¿Cómo lo transmitimos? ¿Cómo le facturamos a esa gente que hablaba de represión, o represión o ajuste? Flaco, vos sos el responsable del ajuste. Vos sos el responsable.

 

Jorge Lapeña: Las recetas, no sé qué decirte, pero ha habido milagros últimamente en el mundo. Un milagro es que los españoles, que se mataban como ratas entre ellos y se alcahueteaban entre ellos en los pueblos; decían: “Aquel es de allá”, y venían y lo fusilaban. Lograron arreglar y tener una solución, y Uruguay, que viene de una guerra, o sea, porque Uruguay nació en una guerra, no sé, que fue una guerra tremenda, y el Partido Blanco es la expresión de una parte de la guerra, y el Partido Colorado en la expresión de la otra parte de la guerra, que se propagó a América esa guerra, y, sin embargo, el pequeño país algo aprendió porque, en el tema de las pasteras, el pequeño país pudo reunir a los tres dirigentes, a Tabaré Vázquez, a Mujica y a Sanguinetti, y decir: “Esto es una política del Estado uruguayo, así que, si la Argentina no está de acuerdo, se la va a tener que comer”, y se la comió.

 

El pequeño Estado de 3 millones, que viene de una guerra que fue de las más grandes que hubo en América y con ellos nos agarramos todos, fue capaz, en ese momento, de decir: “Mirá cómo yo te gano a vos, que tenés 45 millones de personas y hasta el obispo te está ayudando, Dios te está ayudando, ¿sí? Bueno, mirá, no es así. Perdiste”, y la Argentina ahí fue muy ignorante. Te lo cuento como anécdota: había dos pasteras ahí y había un lío bárbaro por las pasteras, y de repente, dicen: “Vamos a sacar una pastera y la vamos a llevar a Colonia”; “Ah, bueno, ya es una pastera menos”. Viene Flory, que es de acá, digamos, y dice: “¿Es idiota la Argentina?

 

Es decir, le molestaba cuando estaba en Gualeguaychú, y ahora la ponen frente a Buenos Aires, en Colonia, pero, como no la ven, creen que resolvieron en el problema”. Entonces, yo digo que también hay que tener cerebro y actuar políticamente, con la buena política, y la Argentina, en este momento, no tiene una buena política. Yo creo que vos has planteado un tema con didáctica; es decir, es un auto al cual el motor no le anda; por ahí arranca, anda, y anda 100 metros, y estamos planteando ir a Ushuaia. Bueno, no vayas con este auto. Primero, arreglalo, porque te quedás en Chascomús. Eso es lo que vos dijiste. El problema tiene una magnitud que, si alguien no tiene y no lo puede plasmar en un discurso político en lo cual los otros partidos digan: “Sí, yo también quiero eso”, y gritando: “¡Chúpenme un huevo!”, como hizo el otro día Juez, no se soluciona el problema. ¿Vieron cuando gritó: “¿Por qué no me chupan un huevo?”? Al público. Así no vas a ganar la elección, no es la forma, ¿eh? Partiendo de eso, de una frase, no es la forma de arreglar el problema. La forma es hacer la de Alberdi o la de escribir y decir: “Por acá es”.

 

Bueno, gracias, Ricardo.

Aquí abajo el archivo completo con el material utilizado en la exposición.

RC IAE 27JUN2023

 

 

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